Todo modo

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Un pintor de éxito, cuarentón, escéptico, cultivado e individualista, llega por puro azar a un extraño lugar donde don Gaetano, un sacerdote mundano, católico por reducción al absurdo, ha construido, junto a una antigua ermita, un hotel ex profeso para unos ejercicios espirituales muy peculiares. El protagonista, aguzada su curiosidad, pide, y se le concede, participar en el retiro que dará comienzo a la mañana siguiente. A los ejercicios espirituales asisten destacadas personalidades de la Iglesia, la política y las finanzas, vinculadas todas ellas por un mismo deseo: un reparto más lucrativo del poder. Durante la celebración de uno de los actos religiosos se cometerá un crimen; poco más tarde, otro y, muy pronto, en el curso de la investigación policíaca, se pondrá de manifiesto que los elementos de aquella élite del poder tienen motivos sobrados para albergar el deseo de matarse entre sí. Bajo el lema que le brinda un frase de san Ignacio de Loyola ("Todo modo para hallar y buscar la voluntad divina"), Sciascia traza, amparándose en una trama de novela policíaca, una historia brillante, culta y sutil, en la que el lector advierte muy pronto que, con este tratamiento, sólo se ha pretendido llevarnos a una situación límite donde se evidencian los vínculos inconfesables de los poderosos. El juego dialéctico de alusiones y referencias, el disparo de preguntas y respuestas y el gusto corrosivo por la ironía, hacen de esta novela una especie de reflexión basada en la sustancia, las modalidades y la arrogancia del poder, la degradación de la convivencia cívica en un sistema de clanes, con ribetes mafiosos, y, en definitiva, la imposibilidad de la justicia.